A partir de una invitación del MEDH Regional Mendoza al Coro FCM a participar de la Campaña, la iniciativa tuvo una gran acogida por parte del decano Miatello y el resto de las autoridades de la facultad. Así, en un sencillo y emotivo acto realizado el martes 23 en horas del mediodía, se procedió a plantar un nuevo árbol en el predio verde próximo al acceso principal de la facultad.
Del acto participaron autoridades y docentes, miembros de Organismos de Derechos Humanos y el Coro de la FCM, que interpretó "Como la cigarra" (María Elena Walsh) y "Por qué cantamos" (Mario Benedetti, Alberto Favero).
Los pueblos que siembran Memoria, tienen porvenir. Por eso, una vez más conmemoramos y transmitimos a las nuevas generaciones la llama de la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
La Memoria Colectiva, tanto para las sociedades como para las personas, se asemeja a una semilla cuya función es ligarnos como humanos a través de la historia. Una ligazón que brinde sentido tanto a cada uno/a de nosotros/as como a las nuevas generaciones y que alimente la siembra de un porvenir basado en el recuerdo como garantía para no repetir el horror.
Es por esto que conmemorar adquiere una forma circular: requiere en cierta medida detener el tiempo y disponernos al recuerdo y a la reflexión. Es en este punto donde se vuelve necesaria una presencia crucial al momento de inscribir y legar Memoria: el Testigo.
Este 2021, la comunidad de la FCM plantó un árbol, que será testigo y símbolo al mismo tiempo, de nuestro paso por este mundo. Será un signo de Memoria viva y señal de nuestro paso y nuestro compromiso ético.
Es nuestra responsabilidad cuidarlo y enseñar a las nuevas generaciones a mantenerlo, para que ellas y ellos a su vez, transmitan su significado, su sentido, su valor y casi sin quererlo, el recuerdo de nuestra finita pero apasionada existencia.
Si la dictadura cívico militar eclesiástica no les hubiese arrebatado la posibilidad, Adriana Campos, Carlos Espeche, Mercedes Vega, Gladys Sabatino, Luis Moriñas, María Cristina D´amico, María Cristina Lillo, María Elena Farrando y Silvina Campos sin dudas estarían hoy trabajando incansablemente aquí o en algún lugar de la patria: vacunando, asistiendo, descubriendo antídotos o sosteniendo la mano de aquellas y aquellos que sufren.