Se acerca a su fin un año que marcará a fuego la vida de todos y todas, y la manera en que transitamos por el mundo.
Para nuestra comunidad, ha sido un período en el que hemos debido redoblar esfuerzos, aguzar el ingenio, luchar incansablemente desde nuestra función académica o profesional y apelar a la solidaridad, que requiere de voluntades colectivas y no de individualidades.
También ha sido, lastimosamente, un ciclo en el que hemos debido despedir a familiares, amigos/as y colegas, en muchos casos anticipadamente.
Queremos levantar una copa simbólica, agradecer la vocación de seguir educando, de curar más que nunca, de poner nuestra vida en pos de asistir a otras vidas desde el lugar que nos toca.
Y deseamos, fervientemente, un 2021 auspicioso, en el que los abrazos no nos pongan en riesgo, en el que logremos capitalizar tantos y tan apresurados aprendizajes en favor de imprescindibles y venturosos humanismos.
¡Felices fiestas! ¡Y a festejar a conciencia!