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Jorge Cannata Andía ya es Doctor Honoris Causa UNCUYO

La familia universitaria le dio la bienvenida a la comunidad de doctores y doctoras de la Universidad Nacional de Cuyo, en medio de una ceremonia que celebró su trayectoria científica, pero sobre todo resaltó su perfil humano, la pasión y la contagiosa entrega puestas de manifiesto a lo largo de su camino.

imagen Jorge Cannata Andía ya es Doctor Honoris Causa UNCUYO

La comunidad de la UNCUYO, autoridades, colegas, amigos y familiares, vivenciaron en una emotiva ceremonia, la entrega de un nuevo Doctorado Honoris Causa. Esta vez el galardón fue para el nefrólogo Jorge Cannata Andía, egresado de nuestra FCM. El encuentro tuvo lugar en la sala "Prof. Isaac Rivero" de la Biblioteca de la Facultad, espacio en el que autoridades lo reconocieron por su perfil humano, y por la pasión abocada a la carrera durante toda su vida y en la entrega para contagiar a otros en ese camino.

A partir del dictamen que elevó una Comisión Disciplinar de Profesores Eméritos, encargada de evaluar los antecedentes disciplinares académicos y los aportes al campo específico, el Consejo Superior de la UNCUYO decidió otorgarle el título universitario. El encargado de dar las razones que motivaron la distinción fue el decano Roberto Miattelo

El decano se dirigió al público presente resaltando los motivos por los que el Consejo resolvió otorgar este reconocimiento, haciendo mención especial al merito académico-científico. Miatello resaltó que "no sólo merece esta mención especial por sus logros académicos científicos, si no también la merece por el mérito humano, por su capacidad de formar una familia, no solo la sanguínea, sino con todas las personas que se formaron bajo su ala, su follaje, y de haber mantenido este vinculo de amigos a lo largo de toda su vida".

Dos momentos rescataron distintos aspectos del homenajeado, a modo de semblanzas. En primer lugar la mirada de Walter Douthat, quien fue discípulo del Doctor, y luego desde la recuperación de recuerdos de épocas de estudiantes, en la visión del ex decano Pedro Esteves, quien habló de manera distendida de aquella amistad temprana. Ambos relatos incluyeron anécdotas y resaltaron el costado amable, divertido, pero sobre todo bondadoso y humilde de Andía.

Luego de la entrega del diploma y medalla correspondiente, el vicerrector Jorge Barón -en representación del rector Daniel Pizzi- le dio la bienvenida a la comunidad de doctores de la Universidad Nacional de Cuyo. En la ocasión dijo que a diferencia de otras distinciones el Doctorado Honoris Causa se otorga a las personas que han tenido una determinada trayectoria de vida. Y que en este caso particular, está claro que es una trayectoria de vida humana.

"Algo debe haber en nuestra Universidad. Siempre decimos que queremos formar personas, no profesionales, que la misión de la universidad pública es formar ciudadanos y ciudadanas.  Algo debe haber de eso, que se va logrando y que forma a personas con el perfil que tiene Jorge, y que permanecen a lo largo de toda su vida fieles a esa pasión, a ese apasionamiento fenomenal en sus años de pasar por esta universidad", expresó Barón.

En ese contexto -y en alusión al poeta Antonio Machado- Barón comentó que la trayectoria es como una estela en el mar y en este este caso, "estamos presenciando una estela maravillosa, excepcional, que es muy difícil de medir cuantitativamente pero que claramente es visible para todos los que nos alimenta esa pasión de la educación, de la ciencia, de tratar de transmitir lo que sabemos, de tratar de que a la gente que nos quiere escuchar y nos quiere acompañar, vaya formándose como discípulos, amigos, colegas, y familia".

Finalmente, el flamante Doctor Honoris Causa, Jorge Cannata Andía, agradeció que el acto se hiciera en la biblioteca donde dedicó mucho tiempo de estudio, y que además lleva el nombre de uno de los mejores profesores y personas que tuvo la Universidad.  Y sobre todo que fuera en un tono familiar.  "Siempre haces las cosas en la vida para que salgan bien y para que la gente esté contenta pero, no siempre tienes el feedback como lo he tenido hoy, de repente, y todo junto".

A continuación ofreció una exposición que tituló "Reflexiones de un viaje de ida en mi juventud y otro de vuelta en mi madurez, los valores", para dar las razones fundamentales por las que estuvo ahí. Mencionó que no se trata solo de sus logros científicos, si no de la actitud y desempeño como alumno, docente, médico, mentor, jefe, como impulsor y facilitador de nuevas estrategias y desafíos, en un entorno como el de la medicina. "Para muchos es considerada la más humana de las ciencias y la más científica de las humanidades, en la que realmente los hechos son importantes". En ese sentido revivió el recuerdo de sus ancestros, profesores, amigos y "de todos los que muchas veces, sin saberlo, me han enseñado lo importante que es detenerse a pensar, escuchar, que no es lo mismo que oír, a discernir, a intentar ser tolerante, empático, flexible y humilde".

La charla se centró en la construcción de la propia identidad y para eso hizo hincapié en  sus orígenes y la cultura, en un recorrido que comenzó con la infancia, la familia, el entorno, luego siguió con el barrio, la escuela, amigos. En ese camino destacó que "los valores acaban en algo importante: la educación como objetivo y paso fundamental para la libertad". Como parte de la disertación, Andía habló de la Universidad y la importancia de generar relaciones. "A esta edad discutíamos y deliberamos; ya cada uno iba moldeando su forma de ser -no somos todos iguales- y ya se empezaba a construir lo que iba a ser cada uno después".

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