Israel Vega, Marcela Pizarro, Liliana Carrizo, Paula Cuervo, Emiliano Diez y Maximiliano Giraud Billoud son docentes investigadores de la FCM y forman parte de un grupo multidisciplinario de profesionales de distintas unidades académicas de la Universidad Nacional de Cuyo, institutos del CONICET, Hospital Central y diferentes áreas de gobierno.
La vigilancia epidemiológica que plantea la investigación es complementaria a la identificación y diagnóstico de SARS-CoV-2 en casos importados y de contacto estrecho con enfermos, y del Sistema de Unidades Centinela COVID. El seguimiento del SARS-CoV-2 en aguas residuales propone una pesquisa más abarcadora y representativa de la presencia del virus en la comunidad, y contribuiría a la adopción de políticas públicas socio-sanitarias para hacer frente a la pandemia.
Es uno de los 28 proyectos que Mendoza presentó en la convocatoria por financiamiento del “Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19”. Actualmente están a la espera del resultado, aunque el equipo confía en el interés y los apoyos que la propuesta pueda despertar en organismos del Estado y el empresariado.
En función del múltiple impacto social que implica su ejecución, el grupo ha decidido dar a conocer la propuesta a través del Webinar ”Detección y persistencia de COVID-19 en aguas residuales”, que cuenta con la organización del Observatorio de Agua de Mendoza junto con otras instituciones provinciales. Los interesados en participar pueden inscribirse desde el enlace ubicado al pie del artículo.
Los fundamentos
“El proyecto tiene sustento en diferentes aspectos teórico-prácticos. Se sabe desde hace mucho tiempo, que varios microbios patógenos para el hombre, y de diferentes virus en particular, se encuentran presentes en aguas residuales. Esto ocurre, fundamentalmente, porque el patógeno se elimina en los fluidos corporales durante una infección activa, incluso días antes de manifestar algún síntoma, y aún en los pacientes asintomáticos. Y de ahí pasa a los inodoros, a las bachas de baños y de cocina o lavanderías, durante la higiene personal, o la limpieza domiciliaria de diferentes elementos”, comentaron los investigadores.
“Sobre esa base, es importante mencionar que hay un cuerpo de evidencia que muestra que los coronavirus pueden detectarse en aguas residuales, y en particular, el material genético (ARN o vestigios de él) de SARS-CoV-2 que ha sido encontrado en aguas residuales de los Países Bajos, España, EEUU y Francia, lo que indica que la presencia y concentración del virus en aguas residuales sería un reflejo de lo que ocurre en cualquier comunidad. Es decir, que a través de un muestreo diario y representativo de las aguas residuales podríamos conocer la circulación diaria del coronavirus SARS-CoV-2 en la comunidad mendocina” explicó Israel Vega, director del Laboratorio de Fisiología del Instituto de Histología y Embriología de Mendoza, IHEM-CONICET-Mendoza, quien conduce esta investigación multidisciplinar. Y advirtió, además, que esta estrategia contribuirá a tener información comunitaria que hasta hoy no está disponible porque la mayoría de las personas infectadas no son testeadas o porque son asintomáticos o presentan síntomas leves, sin descartar que los recursos de laboratorio y personal calificado del sistema de salud son limitados.
En un principio, el trabajo propone una investigación dirigida a las plantas de tratamiento “Campo Espejo” (que recibe aguas residuales del Este de Godoy Cruz, Capital y Las Heras) y “Paramillo”, (que las recibe del Oeste de Godoy Cruz, Guaymallén, Luján de Cuyo y Maipú). La recepción de ambas plantas de tratamiento es aproximadamente del 80 por ciento del total de influentes de la provincia de Mendoza. Sin embargo, el enfoque podría proyectarse a otras plantas de tratamiento de la provincia. El proceso también supone la posibilidad de inspección de algunas bocas de recolección (búsqueda corriente arriba) para monitorear geográficamente aquellos lugares o departamentos con mayor circulación viral.
Si este supuesto fuese correcto, según este estudio, se podrían acompañar con mayor precisión las políticas de asilamiento preventivo y obligatorio de la población. “En ese sentido es importante aclarar que el estudio no cambiaría las políticas de aislamiento pero sí podría ayudar, en tiempo real, a saber cuándo endurecer o cuándo flexibilizar esas políticas en relación a la circulación del virus. Para ser más precisos, esta propuesta de seguimiento del SARS-CoV-2 en aguas residuales sería equivalente a estar mirando la comunidad con una lente de bajo aumento. Es decir, que se busca una mirada completa e integrada en torno a la circulación comunitaria de SARS-CoV-2”, ejemplificaron.
“Hasta ahora la estrategia epidemiológica del sistema de salud se centró en la identificación y diagnóstico de SARS-CoV-2 en personas que regresaron del exterior (casos importados), así como en aquellas que tuvieron contacto directo con enfermos y fallecidos (familiares y personal médico-sanitario). Y recientemente, se instauró el Sistema de Unidades Centinela COVID, que permite la pesquisa de SARS-CoV-2 en pacientes sintomáticos sin el antecedente de viaje o contacto con personas enfermas. Por analogía, estas estrategias serían equivalentes a mirar con una lente de mucho aumento, es decir, podemos identificar solamente los enfermos y asintomáticos que voluntariamente acceden al sistema de unidades centinela de la comunidad mendocina”.