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El Colegio Médica de Chile distinguió a Pedro Esteves con el Premio de Ética

El reconociento se le otorgó también al Dr. Javier de la Maza Guzmán, en colaboración con quien publicó el trabajo titulado "“Propuesta de un Modelo Integrado de Identidad Médica".

imagen El Colegio Médica de Chile distinguió a Pedro Esteves con el Premio de Ética

La Pdta. del Dpto. de Ética, Gladys Bórquez, entrega el Premio de Ética 2025 a Javier de la Maza Guzmán y Pedro Esteves

En el marco de las ceremonias organizadas por el Colegio Médico de Chile (COLMED) con motivo del Día del Médico, se entregó el Premio de Ética 2025 como parte de la jornada de reconocimientos y premiaciones realizada en el auditorio del Gremio. Este galardón es conferido por el Departamento de Ética del COLMED y se otorgó a los doctores Javier de la Maza Guzmán y Pedro Eliseo Esteves por su trabajo titulado “Propuesta de un Modelo Integrado de Identidad Médica”, destacando así contribuciones relevantes al campo de la ética médica.

La ceremonia, que incluyó múltiples distinciones, se desarrolló en un contexto institucional de reconocimiento a la trayectoria y al compromiso profesional de médicos y médicas. El Premio de Ética se constituye como uno de los principales reconocimientos académicos dentro de estas celebraciones, subrayando la importancia de reflexionar y promover principios éticos en la práctica médica.

El artículo de Maza Guzmán y Esteves

El artículo propone un modelo integrado de identidad médica que concibe al médico como un ser humano multidimensional y en permanente desarrollo. La identidad médica, entendida como el núcleo que orienta las decisiones, actitudes y conductas profesionales, se construye a partir de la integración de tres dimensiones interrelacionadas: la identidad personal del médico, su identidad profesional y la experiencia de vulnerabilidad asociada a ser paciente o susceptible de enfermar. Este proceso se ve profundamente influido por las comunidades de práctica y por la cultura médica, que transmiten valores, normas y modos de actuar tanto a través del currículo formal como del currículo oculto.

El modelo destaca la necesidad de incorporar explícitamente el desarrollo de la identidad médica en la educación médica, promoviendo espacios de reflexión, diálogo y autoconocimiento. Integrar la vulnerabilidad, fortalecer las comunidades de práctica y cuestionar los antivalores de la cultura médica dominante permitiría formar profesionales más empáticos, resilientes y coherentes con sus valores. En este sentido, la identidad médica actúa como un factor protector del bienestar profesional, contribuye a prevenir el burnout y favorece una práctica clínica más humana, reflexiva y centrada tanto en el paciente como en el propio médico.

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