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Entregamos los Legajos Reparados de víctimas de la dictadura a sus familiares

En una jornada histórica y emotiva, con un Aula Bicentenario colmada, se llevó adelante el acto de entrega de Legajos Reparados a familiares de integrantes de nuestra comunidad educativa, que resultaron víctimas del terrorismo de Estado desatado durante la última dictadura. Además, se descubrió una placa conmemorativa que recuerda sus nombres y se inauguró un espacio permanente en la Biblioteca, para la exhibición pública de los legajos originales.

imagen Entregamos los Legajos Reparados de víctimas de la dictadura a sus familiares

El acto, que estuvo encabezado por el vicerrector Gabriel Fidel, el decano Roberto Miatello y la vicedecana Viviana Parra, dio comienzo con la actuación del Coro de la FCM, en un ensamble con el Grupo Coral Viento Sur, integrado en gran parte por sobrevivientes de centros clandestinos de detención.

Con la dirección de Guadalupe Rizzi, la selección musical preparó el clima para lo que sería una ceremonia profundamente emotiva. Seguidamente se hilaron los sentidos discursos de Miatello y Fidel, y los dolorosos relatos de los familiares del docente Carlos Espeche, de la egresada Mercedes Vega y de la estudiante María Cristina D'amico.

Al pedido de parte de Ernesto, hijo de Carlos Espeche, de que la Universidad no se detenga y continúe trabajando en memoria, sin perder de vista las demandas y necesidades del pueblo, se sumó el ruego en forma de demanda de la madre de D'amico, reclamando por conocer dónde están los y las arrebatados/as de la vida social y familiar.

Posteriormente, se hizo entrega a las familias de las copias de los Legajos Reparados, cuyos ejemplares originales permanecerán exhibidos en la Biblioteca FCM, junto con copias que podrán ser examinadas por los/as visitantes.

Finalmente, se pasó a los jardines para descubrir la placa que recuerda a las víctimas.

La Reparación de Legajos institucionales no ha sido solo un acto administrativo. Se aspira a contribuir a sanar la historia familiar de las víctimas y educar en el irrenunciable derecho a la justicia y en el valor de la libertad.

La FCM inaugura un camino de reparación y defensa de derechos humanos que no debe detenerse, si queremos comunicar a las nuevas generaciones lo que tanto dolor nos llevó aprender.

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