Cada 3 de diciembre celebramos con enorme alegría el Día del Médico y la Médica, una fecha que nos invita a reconocer el compromiso cotidiano de las y los profesionales que sostienen, con dedicación y sensibilidad, la salud de nuestra comunidad. Desde la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO, este día representa una oportunidad especial para agradecer a quienes eligen poner su conocimiento y su vocación al servicio de los demás.
La práctica médica exige una combinación excepcional de rigor científico, actualización permanente y profundo humanismo. En escenarios de creciente complejidad sanitaria, las y los profesionales médicos asumen desafíos que van más allá del diagnóstico y el tratamiento: acompañan, escuchan, contienen y construyen vínculos que marcan la diferencia en la vida de las personas. Su labor es, sin duda, un pilar esencial para el bienestar colectivo.
Por todo ello, expresamos nuestro reconocimiento a quienes ejercen la Medicina con responsabilidad, empatía y excelencia. Celebramos su entrega diaria y renovamos nuestro compromiso institucional de seguir formando profesionales capaces de transformar realidades, impulsando una salud más justa, accesible y humana para toda la sociedad.
El origen de la fecha
La fecha fue elegida en honor al Dr. Carlos Finlay, nacido en Cuba el 3 de diciembre de 1833. Este médico dedicó años a buscar la causa de la fiebre amarilla, y en 1881 afirmó que la enfermedad era transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el mismo que en la actualidad transmite los virus que producen Zika, Dengue y Chikunguya.
Con los años, el gobierno argentino decidió modificar (por decreto Nº 11869 del 3 de julio de 1956) la fecha original de celebración del Día del Médico, trasladándola al 3 de diciembre, para acompañar el calendario de la OPS.
Si bien Finlay fue un científico integral, el mayor reconocimiento le llegó por resolver las pugnas y contradicciones entre contagionismo y anticontagionismo.
En 1881, en ocasión de celebrarse la Conferencia Sanitaria Internacional de Washington, dio a conocer su teoría sobre el contagio de enfermedades. Allí se refirió a la existencia de una corriente demostrable cientificamente basada en la transmisión de enfermedades de un individuo enfermo a otro sano por conducto de vectores biológicos.
Mediante la aplicación de esta teoría a la propagación de la fiebre amarilla, descubrió que el mosquito Aedes aegypti era el único agente capaz de transmitirla.
Finlay creó el método experimental de producir formas atenuadas de la fiebre amarilla en los seres humanos, lo que no sólo le permitió comprobar la veracidad de sus concepciones y descubrimientos, sino también iniciar el estudio de los mecanismos inmunológicos de las enfermedades infecto contagiosas.
Formuló las reglas básicas para la erradicación del mosquito, con lo que dio inicio al método sanitario-social conocido como lucha antivectorial que aún se practica.
¡Felicitaciones a médicos y médicas en su día!