Egualdo Oscar Zangheri, nacido en Córdoba en 1931, fue también investigador de CONICET. Desde su rol de investigador realizó importantes e innumerables aportes científicos en el área de la hematología, como la demostración del origen renal de la eritropoyetina, experiencia que cristalizó como autor en varios capítulos del libro “Fisiología Humana” del Premio Nobel Bernardo A. Houssay
Mendocino por adopción desde los 12 años, Zangheri debió desde muy joven colaborar con la economía familiar tras perder a su padre. Sus estudios se vieron muchas veces relegados, hasta que afincado en Mendoza y con un trabajo de medio día, logró estudiar. Merced a su potencial intelectual, realizó en condición de libre algunos años de la primaria y la secundaria, y a instancias de sus educadores inició estudios superiores. Se decidió por Medicina, y tras obtener su título fue becario de CONICET, con tal suceso académico que su tesis doctoral constó de un descubrimiento premiado y reconocido en el mundo. Tenía apenas 30 años.
Zangheri probó el origen renal de la eritropoyetina, que es la hormona que regula la producción de los glóbulos rojos. Su descubrimiento dio solución a diversos problemas, especialmente la anemia de los enfermos renales crónicos.
El hallazgo fue publicado en 1962 por la prestigiosa revista científica Nature, seguido de otra publicación en 1963 de una investigación relacionada.
Como docente en la FCM y colega fue un modelo de maestro y amigo, cuyas hombría de bien y destacada solidaridad sembraron valores éticos y morales. Fue un entusiasta y comprometido colaborador de la Sociedad de Biología de Cuyo, sobresaliendo por su disposición y dedicación al trabajo. Investigador sobresaliente y tenaz, The Rockefeller Foundation lo tuvo como fellowship entre 1960 y 1963.
Vaya este recordatorio como un sentido homenaje al investigador, al docente y al amigo.