En el marco del día mundial de la Enfermedad de Parkinson 2023, el Hospital Universitario y la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO ofrecen una charla gratuita y abierta a la comunidad. El viernes 14 de abril, de 17 a 19 h, en el aula 2 del HU (Paso de los Andes 3051), profesionales de diversas áreas abordarán aspectos médicos, psicológicos y sociales de la enfermedad.
Pueden asistir pacientes, familiares y acompañantes de personas con enfermedad de Parkinson, personal de la salud interesado en la temática y estudiantes de carreras afines. No se requiere inscripción previa.
Temas a abordar
- ¿Qué es la enfermedad de Parkinson? ¿A quién puede afectar?
- Antes y después del diagnóstico: ¿qué cambió en la calidad de la vida de la persona con EP y sus allegados?
- ¿Qué podemos hacer desde la psicología?
- ¿Qué necesitan saber los familiares y acompañantes para entender mejor la EP y apoyar el tratamiento médico?
- ¿Qué hay de nuevo en tratamientos farmacológicos?
- ¿Qué puede ofrecer la cirugía hoy para el tratamiento de la EP?
La temática será abordada por destacados/as profesionales:
- Dr. Rauek Sebastián: Introducción y generalidades.
- Lic. Laura Rodríguez: Aspectos psicológicos de la enfermedad en el paciente y entorno
- Lic. Gonzalo Valdés: Apoyo al acompañante y familiar
- Dr. Fabián Cremaschi: Tratamiento quirúrgico en enfermedad de Parkinson.
Qué es el Parkinson
Se trata de una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por dificultad en el movimiento. Se observa con mayor frecuencia en personas mayores de 60 años. La presentación clásica, que define el diagnóstico, es la lentitud en el movimiento (bradicinesia), que se puede manifestar por dificultades en la escritura (micrografía), falta de expresión facial (hipomimia), disminución del volumen de la voz (hipofonía) o trastorno en la marcha con arrastre de pies, entre otras.
Otro signo fundamental es la rigidez ante la movilización y el temblor. No existe en la actualidad un estudio complementario que pueda confirmar el diagnóstico, por ello es imprescindible el control clínico por un neurólogo con experiencia en este cuadro.
Además de estos síntomas motores, en los últimos años se han descripto múltiples indicios que denominamos “no motores” porque no tienen que ver con el movimiento e incluso pueden aparecer muchos años antes de comenzados los síntomas motores. Éstos son los trastornos en el sueño, olfato, alteración del ritmo evacuatorio o trastornos anímicos.
A su vez, otros síntomas no motores pueden aparecer a lo largo del curso de la enfermedad como pueden ser los trastornos urinarios, dolor, dificultades digestivas, seborrea, alteraciones cognitivas y dificultad en la regulación de la presión arterial. Es importante identificarlos precozmente porque la mayoría tienen tratamiento y en muchos pacientes pueden ser más incapacitantes que los síntomas motores que definen la enfermedad.
Se han relacionado con la génesis de enfermedad diferentes factores: genéticos (aumentan la posibilidad de padecerla) y ambientales que desencadenarían los síntomas. Dentro de los factores de riesgo se encuentra la edad, sexo masculino, exposición a toxinas y herbicidas. Sin embargo permanece siendo un misterio la forma por la cual se desarrolla la enfermedad y por eso no existe tratamiento curativo ni preventivo de la enfermedad.
Es importante mantener una vida activa que incluya ejercicio físico, actividad social e intelectual. El adecuado control de los factores de riesgo vasculares parecería mejorar la evolución de la enfermedad.
Está demostrado que la mayoría de los síntomas se deben a déficit de neurotransmisores a nivel del sistema nervioso central. En el caso de la enfermedad de Parkinson la principal sustancia que está en déficit se denomina dopamina y la mayoría de los tratamientos farmacológicos apuntan a reemplazar su función.
Existen en la actualidad múltiples opciones terapéuticas incluso quirúrgica, que si bien ninguna logra curar ni detener la progresión de la enfermedad, logran una clara mejoría de la calidad de vida de los pacientes durante muchos años. Por eso es imprescindible que el paciente no sólo cumpla el tratamiento farmacológico, sino también sea incorporado junto a su familia en un grupo interdisciplinario especializado para abordar la enfermedad desde diferentes especialidades como Kinesiología, Terapia Ocupacional, Psicología, Fonoaudiología, Urología, Trabajo Social, Nutrición, Clínica Médica y Neurología, entre otras.