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A 70 años de la primera clase oficial de la FCM UNCuyo

Tras la creación de la Facultad el 26 de diciembre de 1950, un 28 de mayo de 1951 se celebraba el primer acto académico de nuestra institución. En una época atípica y cruenta, en medio de una pandemia en la que el recurso profesional que forjamos día a día en nuestras aulas constituye una primera línea de defensa vital, vamos a celebrar 70 años de educación pública de calidad en salud.

28 de mayo de 2021, 00:10.

imagen A 70 años de la primera clase oficial de la FCM UNCuyo

Pasados unos pocos años de la constitución de la UNCuyo, fue tomando cuerpo la idea de organizar estudios en ciencias médicas en Mendoza, con programas adecuadamente estructurados. Los profesionales que trabajaban en la región se habían graduado en Córdoba, Buenos Aires o La Plata, pero no existían oportunidades locales de perfeccionarse.

Tras fundarse el Instituto de Medicina para Graduados en 1947 y el Centro de Investigaciones Brucelósicas en 1948, el 26 de diciembre de 1950 se creó por decreto N°27.258 del Poder Ejecutivo Nacional, la Facultad de Ciencias Médicas. En su origen llevó el nombre del Dr. Tomás Perón.

Se había previsto que abarcaría las Escuelas de Medicina, Odontología, Bioquímica, Farmacia, y las Escuelas Auxiliares de Obstetricia y Kinesiología, Servicio Social y Pedagogía Social. Sin embargo, los recursos eran escasos para tan ambicioso y complejo proyecto, por lo que sólo comenzó su actividad la Escuela de Medicina.

Tuvo gran acogida por parte de las autoridades provinciales y el Ministerio de Salud Pública colaboró con las instalaciones del Hospital Central, en el cual se desarrollarían labores docentes.

En pocos meses, el 28 de mayo de 1951, la Facultad de Ciencias Médicas inició su actividad académica.

Se fijó un cupo de 100 estudiantes para el ingreso y fueron admitidos/as noventa y ocho. Se contrataron docentes de Buenos Aires, España, Italia y Portugal. Algunos argentinos que estaban radicados en Estados Unidos fueron invitados a integrar el plantel educativo. Se designaron profesionales de gran prestigio como docentes organizadores de las distintas cátedras. Acreditados médicos locales fueron los primeros profesores de la Facultad, muchos de ellos se desempeñaban como jefes de servicio en distintos hospitales.

Así comenzaba una historia de 70 años de educación pública en ciencias de la salud.

El tema edilicio

La primera sede física de la FCM fue el Hospital Central, donde funcionaba la mayor parte de las cátedras. Albergó también al Decanato, la Biblioteca, la Contaduría y algunas dependencias administrativas.

En el antiguo Hospital Emilio Civit se dictaba Pediatría, Obstetricia y Clínica Médica. En el Hospital Luis Lagomaggiore se dictaban cursos de Enfermedades Infecciosas y Dermatología. La enseñanza de Psiquiatría se llevaba a cabo en los Hospitales El Sauce y Carlos Pereyra. Grupos de alumnos tenían clases en el hospital José Néstor Lencinas y en el entonces Hospital Ferroviario.

Con el crecimiento del Hospital Central y la Facultad, se evidenció la necesidad de más espacios. Y así, se inició una serie de traslados de dependencias a diversas locaciones de la ciudad de Mendoza.

En 1955, Nación transfiere a la UNCuyo las inconclusas construcciones destinadas al Hospital de Niños y comienza un paulatino proceso de finalización del edificio. Se trataba, a la sazón, de la primera Facultad del Centro Universitario.

En el año 1965, el estado de las obras permite que Contaduría y algunas cátedras cuenten con los elementos imprescindibles para su traslado al nuevo edificio. El Decanato se muda en 1967, y un tiempo después se completa el Ciclo Básico, el Instituto de Cirugía Experimental y el Comedor Estudiantil.

Lentamente fue avanzando la ocupación funcional, completada en una década que inició con un grave incidente. En 1970, una deficiente instalación de un horno crematorio causó un incendio que motivó la pérdida de valiosos instrumentos, muebles y archivos. con deterioro de sectores que ya estaban terminados. El hermoso techo de tejas desapareció en el siniestro y tuvo que ser reemplazado por un techado común. Se perdía así parte del encanto original de la construcción, a la vez que el edificio adquiría el aspecto con el que lo conocemos en la actualidad.

Comencemos a recorrer los 70 años

Celebramos 70 años de historia

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